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Hesse y Jung

 

Cuando se buscan similitudes o influencias en obras literarias, existe la tentación de hacer entrar en el canasto todo aquello que nos ‘parece evidente’, máxime cuando se sabe del contacto existente entre el literato y el pensador; en este caso entre Hermann Hesse y Carl Jung.

Muchos son los textos que actualmente quieren hacer resaltar la influencia que tuvo Jung sobre Hesse, puesto que el primero no solo había consolidado una teoría analítica que se hizo muy famosa en la generación que presintió y sintió los efectos de la primera guerra mundial, sino también por haber analizado personalmente a Hesse. Quizás por esto se sienten autorizados los estudiosos a encontrar influencias de Jung sobre Hesse; presentando a final de cuentas a Hesse como un seguidor acrítico y obsesionado por el pensamiento de Jung.

A pesar de la pregunta planteada por Günter Baumann, respecto a “¿Cuáles fueron las causas de que Hesse se ocupase durante tanto tiempo y con tanta intensidad de la psicología de Jung?” y de su respuesta final que asegura de la rotunda influencia de Jung sobre Hesse; considero, rotundamente, que se pueden llegar a conclusiones diferentes, aun a pesar de los valiosos datos que brinda el propio Baumann. Ejemplo de ello se puede encontrar en el discurso siguiente, después de plantear dicha interrogante, y que no está en relación directa con la misma. Se habla de circunstancias similares vividas tanto por Hesse como por Jung, pero no da cuenta de la influencia directa del segundo sobre el primero:

 

¿Cuáles fueron las causas de que Hesse se ocupase durante tanto tiempo y con tanta intensidad de la psicología de Jung? Si se observa con detalle la evolución del poeta y del psicólogo, se puede decir que sus relaciones intelectuales y personales estaban marcadas por la amplia influencia del destino. Esto tiene varias razones, que en parte están relacionadas entre sí. Lo primero que destaca es una serie de ciertas coincidencias biográficas: ambos procedían de familias decididamente religiosas de origen protestante; Jung era hijo de pastor, Hesse hijo de misionero. Ambos pasaron en sus casas paternas por una estricta escuela de conciencia moral y religiosa y quedaron gravemente traumatizados. Hermann Hesse describió estos métodos de educación en su cuento Kinderseele (“Alma de niño”) o en la introducción de Demian, pero al hacerlo oculta que los obtusos padres, en su delirio religioso, al creer que debían romper a toda costa la voluntad del hijo díscolo le empujaron hasta el manicomio y hasta el intento de suicidio. De forma muy similar, aunque no tan dramática, transcurrió la infancia de C. G. Jung (I).

 

En primer lugar, la pregunta planteada por Baumman determinará desde un primer momento el foco de análisis que aplicará a la obra de Hesse, dando por incuestionable que “Hesse se ocupase durante tanto tiempo y con tanta intensidad de la psicología de Jung”.

 

En segundo lugar, es menester resaltar que el método utilizado por los admiradores de Jung, consiste en presentar citas de la obra de Hesse, seguida de una explicación que pretende convencer que ducha cita remite o significa lo mismo que lo dicho por Jung en otra cita que a continuación presentan; recurso que bien podría ser también válido si se invirtiera la intencionalidad, es decir, si se pretendiera demostrar la influencia de Hesse sobre Jung. En este sentido, considero más oportuno hablar de una influencia mutua, o mejor aún, de una sensibilidad compartida, si tomamos en cuenta lo siguiente:

Jung nace en 1875, y dos años después nace Hesse (1877) “En otoño de 1917 Hesse se encuentra por primera vez con C. G. Jung en un hotel de Berna (…) En el verano de 1921 se produce una secuencia de análisis de varias semanas de duración en la vivienda de Jung en Küsnacht"(2).

 

Ambos se conocen en 1917, pero no es hasta 1921 en que el contacto personal se hace patente. Demian, publicada en 1919, es, para los entusiastas de Jung, la clara expresión de la teoría analítica de éste. Si bien la admiración de Hesse por Jung, y viceversa, es conocida por todos. Las principales influencias que sí son evidentes, provienen de otros autores, algunos de los cuales también influenciaron al pensamiento de Jung; ejemplo más patente lo es Sigmund Freud que resulta la gran figura revolucionaria del momento.

 

 

Ya para 1917 Freud había publicado sus ensayos fundamentales (1). La presencia de la teoría psicoanalítica freudiana  es  notoria en el pensamiento de Hesse, sea porque llegó a él leyendo directamente la obra freudiana –que hablaba de un ‘inconsciente arcaico’ antes que la formulación jungiana de ‘inconsciente colectivo’–, o porque muchas de las tesis freudianas ya habían sido planteadas de modo similar por uno de los pensadores más influyentes en Hesse, que es el caso de Nietzsche, al que menciona en no pocas de sus obras (2). Por otra parte, también es necesario recalcar la influencia de Schopenhauer sobre Nietzsche y Hesse. De hecho, Nietzsche reconoció a Schopenhauer como su primer gran maestro, del cual posteriormente se distanció al transmutar la ‘voluntad de vivir’ de aquél por su ‘voluntad de poder’. Contrariamente, no deja de ser interesante y controversial el caso de Freud, quien tuvo que justificarse en varias ocasiones por la similitud de su pensamiento con las de Nietzsche y Schopenhauer, toda vez que los especialistas de la época se lo hacían notar (3).

 

En el texto “Una dificultad del psicoanálisis”, fechado en 1917, encontramos tres párrafos en los que Freud reconoce la “coincidencia” de la filosofía de Schopenhauer (4) con los descubrimientos psicoanalíticos, pero al mismo tiempo asegura no haber sido influenciado por Schopenhauer, ya que lo leyó después de haber construido su teoría en una época muy avanzada de su vida:

 

Las amplias coincidencias del psicoanálisis con la filosofía de Schopenhauer, el cual no sólo reconoció la primacía de la afectividad y la extraordinaria significación de la sexualidad, sino también el mecanismo de represión, no pueden atribuirse a mi conocimiento de sus teorías, pues no he leído a Schopenhauer sino en una época muy avanzada ya de mi vida(3).

Sólo una minoría entre los hombres se ha dado clara cuenta de la importancia decisiva que supone para la ciencia y para la vida la hipótesis de procesos psíquicos inconscientes. Pero nos apresuramos a añadir que no ha sido el psicoanálisis el primero en dar este paso. Podemos citar como precursores a renombrados filósofos, ante todo a Schopenhauer, el gran pensador cuya “voluntad” inconsciente puede equipararse a los instintos anímicos del psicoanálisis, y que atrajo la atención de los hombres con frases de inolvidable penetración sobre la importancia, desconocida aún, de sus impulsos sexuales(4).

 

 

 

 Al mismo tiempo, la tradición filosófica reconoce a Schopenhauer como el primer pensador que introduce de manera ‘comprometida y seria’ el pensamiento, la filosofía y la mitología oriental en occidente. La presencia de la India y de China será relevante en toda la obra de Hermann Hesse;  Lao-Tzé, Confucio y Buda oscilan en toda su creación. Así las cosas, plantear de manera reiterada la influencia de Jung sobre Hesse es abusiva, máxime si alguno de estos especialistas quiere minimizar las influencias más determinantes  sobre las obras del escritor de Demian, Shidartha, El Lobo Estepario y el Juego de los Abalorios.

 

“Posteriormente, la relación de Hesse con el psicoanálisis fue más distante, entre otros motivos por las interpretaciones que éste hace de la creación artística como el producto de una mente neurótica, con las que no estaba de acuerdo”(5). En una carta de noviembre de 1958 Hesse confiesa su toma de distancia respecto al psicoanálisis, toda vez que esta aborda el fenómeno de la creación artística


Concretamente me ha servido la lectura de algunos libros de Freud y Jung más que el análisis práctico. Más tarde se enfrió mi relación con el psicoanálisis, en parte porque pude asistir a muchos casos de análisis fracasado, incluso con efectos nocivos, pero en parte porque nunca me encontré con un analista que tuviera una auténtica relación con el arte. Pero en conjunto sigo teniendo una postura amable hacia la psicología profunda (6).

 

Jung, como analista (científico), describe y explica cómo sus pacientes ven el mundo.

Hesse, el escritor, describe y presenta artísticamente cómo siente el mundo.

El mismo Baumann reconoce:

La razón principal de la reserva de Hesse ante la psicología profunda cuando fue mayor consistió, por lo tanto, como demuestran también otros documentos, en lo alejados que estaban los analistas del arte. Hesse critica que los psicoanalistas no ven en el arte otra cosa más que una forma de expresión del inconsciente, y que el sueño neurótico de un paciente cualquiera es para ellos igual de valioso, y mucho más interesante, que Goethe en su totalidad. En su opinión, esto también se aplicaba a Freud, Lang y Jung. Le irritaba sobre todo la llamada “ciencia literaria psicoanalítica”, que él denominaba “psicología de los formados a medias (7).

 

 

Hesse le reprocha al psicoanálisis su falta de seriedad y su ‘facilismo’ a la hora de abordar el fenómeno de la obra de arte en relación con su creador. Es notoria la molestia de Hesse en lo que a este tópico se refiere, cuando el psicoanálisis entra en un terreno que por un lado no domina, y que por otro lado se adentra con todo el andamiaje de sus prejuicios teóricos, forzando lo que encuentra a sus categorías psicoanalíticas. Con palabras fuertes que evidencian su molestia, Hermann Hesse escribe:

 Sobre la base de sus poemas se investigan los complejos y las ideas preferidas de un poeta, y se constata que pertenece a ésta o a aquella clase de neuróticos, se declara una obra maestra deduciéndola de las mismas causas que la agorafobia del señor Müller o los trastornos gástricos nerviosos de la señora Maier. Se distrae la atención de forma sistemática, y con un cierto afán de venganza (el afán de venganza de quien no está dotado de intelectualidad), de las obras poéticas, se degradan los poemas a síntomas de estados anímicos… Sería un resultado chusco que un literato hábil sometiese a su vez estas interpretaciones pseudoanalíticas de los poetas a un análisis y señalase los impulsos muy simples con los que estos pseudopsicólogos alimentan su entusiasmo (8).

 

Hesse como novelista, como artista, no trabaja siguiendo un diseño preestablecido rigurosamente. Tendrá sus ideas, sus anotaciones, pero, como artista libre, no seguirá un esquema con la intencionalidad de que sea la impresión literaria de una teoría, sea esta la de Jung o de cualquier otro pensador; un método tal sería la negación de su actividad libre y catártica de hacer literatura.

Entre Jung y Hesse, quizás lo más honesto sería hablar de una influencia mutua, o quizás mejor, de una sensibilidad condicionada por lecturas y situaciones existenciales en común.

 

 

 

 

NOTAS

1. Sobre el mecanismo psíquico de la desmemoria (1898) Sobre los recuerdos encubridores (1899) La interpretación de los sueños (1900) Psicopatología de la vida cotidiana (1901) El método psicoanalítico (1904 [1903]) Sobre psicoterapia (1905 [1904]) El creador literario y el fantaseo (1908 [1907]) Sobre el sentido antitético de las palabras primitivas (1910) Trabajos sobre técnica psicoanalítica (1911-1915 [1914]) El uso de la interpretación de los sueños en el psicoanálisis (1911) Sobre la dinámica de la trasferencia (1912) Nota sobre el concepto de lo inconsciente en psicoanálisis (1912) Un sueño como pieza probatoria (1913) Materiales del cuento tradicional en los sueños (1913) Sobre la psicología del colegial (1914) Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico (1914) Pulsiones y destinos de pulsión (1915) La represión (1915) Lo inconsciente (1915) Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños (1917 [1915]) Duelo y melancolía (1917 [1915]) De guerra y muerte. Temas de actualidad (1915)

 

2. En este ensayo se pretende dejar en claro más bien la influencia de las figuras de Apolo y Dionisio en la estructura comprensiva de la filosofía implícita en la literatura hesseana.

3. Ver al respecto: Alvarado, V: Lo Inconsciente. San José, 2010.  Calle de la Amargura Editora.

4. En la teoría de la represión mi labor fue por completo independiente […] y durante mucho tiempo creí que se trataba de una idea original, hasta que un día O. Rank nos señaló un pasaje de la obra de Schopenhauer […] en el que se intenta hallar una explicación de la demencia. Lo que el filósofo de Dantzig dice aquí sobre la resistencia opuesta a la aceptación de una realidad penosa coincide tan por completo con el contenido de mi concepto de la represión, que una vez más debo solo a mi falta de lecturas el poder atribuirme un descubrimiento. No obstante, son muchos los que han leído el pasaje citado y nada han descubierto. Quizá me hubiese sucedido lo mismo si en mis jóvenes años hubiera tenido más afición a la lectura de los autores filosóficos. (Vol. V, p. 1.900): Freud, Sigmund: “Una dificultad del psicoanálisis”, fechado en 1917 (en: Obras completas, Biblioteca Nueva: Madrid, 1972-1975, Vol. VII,),

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

I. Baumann, Günter: Hermann Hesse y la psicología de C. G. Jung. (Conferencia en el 9º Coloquio Internacional sobre Hesse en Calw en 1997): https://www.hermann-hesse.de/files/pdfs/es_lebenskrise.pdf

II. Ibídem.

III. Freud, Sigmund: Una dificultad del psicoanálisis. (Obras completas), Biblioteca Nueva: Madrid, 1972-1975, Vol. VII,) p. 2971.

IV. Ibídem;

V. De la Gándara, Jesús: Hermann Hesse, el acuarelista inquieto (I) Hybérbole, 2012: http://hyperbole.es/2012/08/hermann-hesse-el-acuarelista-inquieto-i/

VI. Baumann, Günter:  Hermann Hesse y la psicología de C. G. Jung.

VII. Ibídem.

VIII. Ídem.

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