top of page

REVELACIONES

 

Vienen de la Conciencia. Tienen su asidero en lo inconsciente. Son nuestros fantasmas quienes nos hablan al oído. Nuestros ancestros quienes susurran en los genes. La locura que florece con la vejez. Los traumas que brotan sin querer. Sobrepasados por nosotros mismos revelan lo que no intencionamos revelar.

S

LA CAÍDA DEL ÚLTIMO HIGUERÓN

 

 

Cuando se elige escribir hay quienes subordinan el contenido a la forma. Nosotros hacemos lo contrario. Inmersos en una situación que nos atormenta y nos apuñala día tras día ya tenemos el tema, sólo basta  encontrar la manera cómo ofrecerlo (frente al obstáculo de algunas normas estilísticas dominantes de la literatura y el drama que pueden limitar  nuestra intencionalidad).

Pretendemos regalar nuestro mundo tal y como lo aprehendemos en nuestro entorno, con sus voces, acentos,  dejes y transculturaciones verbales; recordemos que nuestros campesinos, maiceros y pachucos no se preocupan por hablar como “se debe” hablar[1]

Los hijos del higuerón se pintan con muchos colores, con los colores de nuestras tierras y de nuestras razas. Solo queremos acercar a ese lector -que nos desconoce o nos olvida-  a nuestro ambiente y sensibilidad a través de estas letras. Ese es nuestro obsequio al lector valiente.

No deseamos revolucionar al infringir las normas estilísticas dominantes, ni mucho menos buscar el reconocimiento de nuestro arte, si es que hay alguien que  nos aplauda por ello. Tal es así que estamos claros de la imposibilidad o dificultad de que pueda ser representada teatralmente debido a su estructura. Pero en verdad, esto no fue escrito para tal fin. La estructura dramática no es aquí más que un recurso, un pretexto.

En todo caso, nuestro “arte” es comprometido, es decir, que no es de ninguna manera gratuito, aunque hayamos elegido el drama para liberar nuestros tormentos.

Quizá utópicamente vayamos tras la búsqueda de la concienciación de nuestra gente, recordándoles dónde estamos y dónde podemos ir al elegir en el presente nuestras acciones, de las cuales tendremos que dar cuenta en algún momento de la vida a los demás y a los que vienen.  

 

 

 

[1] . Incluso, variantes de palabras similares pueden tener la misma connotación –algo parecida. Ejemplo de ello es cuando una misma persona, en un diálogo corto, indistintamente dice huevo ( huevón), hueon  ( hueón), guevo (guevón),  o gueon (gueón) y variantes de otras connotaciones. Lo interesante aquí no es que una palabra adquiera connotaciones diferentes, sino más bien que la misma connotación remita a  palabras distintas.

LO INEVITABLE

En un cuchitril comprimido vivimos doce, tres son mujeres. Imbuidos en nuestro quehacer, estamos casi acostumbrados a la resignación. Y ante la irrupción de los dos agentes ni siquiera nos compartimos las miradas. Uno se sienta a la par mía, ante el mini escritorio. El agente saca una maquinilla para contactar una llamada. El otro, hace lo mismo ubicándose adelante, a la par de uno de mis compañeros. Los demás continúan con lo suyo, y de repente surge en mí un hálito de libertad. Y pregunto … más bien interpelo –lo más respetuoso posible– qué es lo que ellos pretenden. El más grande y fuerte de los dos se levanta, y se dirige despacio hacia la ventana, cierra las cortinas y la puerta. Es una situación límite. Se vendrán hacia mí. Ya no hay nada que hacer. No hay opciones. Me ubico rápido con la espalda a la pared. Tomo una silla y la reviento contra la ventana. Los vidrios estallan. Miro sus armas y sus chalecos antibalas. Grito fuerte, muy fuerte ¡auxilio!, ¡auxilio! Y les digo a los demás que huyan. En ese momento  veo que el otro agente está en la cocina con el arma puesta en la sien de una de las nuestras, le dispara, los demás salen corriendo. Yo salgo de último, y una vez en la acera, nos percatamos que ya no hay remedio. Los que hemos salido retornamos a la cocina. Yo quiero matar, deseo matar a uno de ellos, pues yo ya estoy muerto. Al entrar a la cocina los demás apalean al agente  que está con vida. El otro ya ha sido asesinado a golpes luego de que este aniquiló a la otra víctima, nuestra otra compañera. Yo me frustro, porque no me dio tiempo de matar al segundo. Hemos perdido a dos amigas. Los dos agentes ya habían tomado a la tercera de ellas desgajando sus ropas, más no lograron acabar con ella. Tengo fuerza, una fuerza contenida, mis músculos están hinchados y las venas de mis brazos están expandidas y verdes. Ahora nos toca esperar. Vendrán por nosotros. Yo nunca he estado tan fuerte como ahora. Mi cuerpo está vigoroso. Yo también pido sangre. Ansío lo inevitable.

bottom of page