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REVOLUCIONARIOS  MAGNÁNIMOS

 

Cuánto envidio a los discípulos de Marx, a los comunistas, socialistas y demás descendientes

¡Qué valor!

¡Qué virtud!

Han renunciado a la propiedad privada, a cualquier tipo de bien propio: casa, automóvil y…

La conciencia social les prohibió seguir reproduciendo el círculo de opresión

Ya no trabajan para nadie

No dependen de salario alguno

Ni como obreros de fábricas

Ni como profesores universitarios

La sabiduría les hizo ver que es muy cómodo criticar al sistema cuando este les alimenta desde adentro

Por eso renunciaron a sus cátedras académicas y a sus puestos laborales en el gobierno

Y por sus cabezas no pasó más la idea de trabajar para empresas privadas

Ahora son sus propios jefes

Siempre consecuentes con sus principios

Siembran su propio tabaco y hacen su propia chicha

Ellos no le siguen el juego a las grandes tabacaleras y licoreras transnacionales

No caen en el estereotipo publicitario de Marlboro e Imperial

Lo han desmitificado todo

No creen en La Nazión

Ya no la compran

Ni la leen a escondidas

Saben que la información es sesgada y manipulada

Incluso, renunciaron con mucho esfuerzo y sacrificio consciente y tenaz a los modelos de belleza interiorizados, que ni siquiera, observan los concursos de belleza y menos aún las películas pornográficas de las grandes industrias

Y, son capaces de incendiar un Levi’s nuevo si alguien hoza humillarlos con ese regalo, símbolo de la explotación

Y castigarían severamente a sus hijos si se dan cuenta que comieron en Burger King  o cualquiera de las cadenas transgénicas

Cuánto admiro a estos humanistas que no consumen ni producen nada para perpetuar el sistema capitalista imperial

¡Qué valor!

¡Qué virtud!

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