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LA FELICIDAD

Entre el nacer y el morir nos sostenemos

Contribuimos con la mentira y el autoengaño para los demás y para con nosotros mismos

Nos hemos convertido en estrategas de la farsa íntima

Nos mienten –mentimos- y nos autoengañamos

He ahí nuestra gran perfección

He ahí de lo que debemos de estar realmente orgullosos

Una vez aquí, debemos afilar nuestros dientes y artimañas para sobrevivir al caos

 

No estamos aquí para ser felices

 

La felicidad no es más que un añadido

 

Un goce efímero que nos permite transitar con menos desesperación por lo irremediable

 

La felicidad es un lujo

Y como lujo no se lo puede dar cualquiera

 

¿Para qué estamos aquí?

¿Para ser felices?

 

Mas la felicidad solo sería posible solventadas nuestras necesidades básicas

En eso tenía razón Aristóteles –mas no toda felicidad es virtuosa

¡Repito!:

 

 “La felicidad es un lujo y como lujo no se la puede dar cualquiera”

 

¿El enfermo, el hambriento y el oprimido pueden ser felices?

¡Quizá sólo mediante una sobredosis de autoengaño, masoquismo y esperanza!

 

¿Puede el rico, el saludable y el verdugo ser feliz?

¡Quizá sólo mediante una sobredosis de autoengaño y cinismo!

 

Mas no desesperemos

 

Para vivir no es necesaria la felicidad –o lo que entendamos por ella

 

Basta con unas ráfagas de alegrías momentáneas

 

Pero sin excesos –no vaya a ser que nos mal acostumbremos

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