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"I. De la Guía Académica como pretexto crítico a la teoría universitaria atinente a las humanidades"

  • Víctor Manuel
  • 29 may
  • 15 Min. de lectura

Actualizado: hace 5 horas


  1. "De la Guía Académica como pretexto crítico a la teoría universitaria atinente a las humanidades" 


Víctor Alvarado Dávila

Filósofo / UCR



  1. Guía Académica en remojo


El programa de la guía es muy académico, está bien formulado, es bastante metódico,  muy riguroso, pero al mismo tiempo muy cuadrado y poco atractivo, así como las tesis. 

En breve una sinopsis de una “fenomenología de las tesis”, aunque suene gracioso: 

Se empieza una tesis y una vez que la tesis termina se guarda en la biblioteca cargando polvo y moho (ahora digital) y nadie la consulta; hasta pasados 20, 50 o 100 años o más, alguien se acerca a ella para buscar fuentes secundarias sobre un tema similar que trató la tesis anquilosada. ¿Y por qué pasa eso? Porque gran parte del problema es que las tesis arrastran una estructura que es tan fea y cuadrada que nadie siente el deseo de acercarse a ellas. Nadie despierta un fin de semana, en donde, motivados por un bello día piensa :“¡qué día más bonito, apenas para ir a la biblioteca y ver qué tesis me encuentro para leer!” . En síntesis, las tesis no llevan en su estructura una invitación para ser leídas, sino todo lo contrario: la invitación es para no leerlas. 

De lo anterior, esa sería la primera crítica, si se quiere al curso de guía académica.  ¿Qué cosas podríamos proponer para cambiar esta situación? Se podría hacer el esfuerzo por hacer una propuesta programática, es decir, presentar la propuesta de un programa para el primer semestre y otra propuesta de programa para el segundo semestre.  Los profesores propietarios votarían  si se acepta o no se acepta el programa, y bueno, si no se acepta el programa fue un gran esfuerzo haber hecho esa propuesta que al final es rechazada.  Si se acepta el programa, pareciera que simplemente se cambia un programa por otro ¿Verdad? Eso no estaría del todo mal si previamente hay una discusión. Por eso, lo importante no es en este momento  presentar una propuesta de programas de la guía académica.  De lo que se trata más bien es de resucitar lo que debe de mover especialmente a la universidad, a los universitarios y a los profesores, y ¿sabemos qué es?:  La discusión. Porque hay carencia de discusión, hay ausencia de crítica y cuando uno hace críticas muchas veces la gente toma esas críticas como cuestiones personales, cuando lo que se está atacando son las ideas, son los principios teóricos, son los puntos de partida, son los resultados o la interpretación de los hechos y no las personas. La Universidad del Siglo XXI ha olvidado esto, o es para ella secundario, cuando lo que se busca es la aprobación de lo ya cocinado  por los Chef´s de turno. Se llama a esto pragmatismo universitario, es decir “hacer lo que nos piden los de arriba aunque sea mal hecho”.  La comunidad universitaria tiene miedo a discutir, y tiene miedo a discutir porque de esa discusión muchas veces se termina asumiendo que fue un asunto personal, cuando la intención era cuestionar ciertos fundamentos al interior de las prácticas universitarias.



  1. Guía Académica e Histeria


Todo profesor tiene su manera diferente de impartir la guía, por ejemplo, hay autores que recomiendan que los objetivos sean explicativos: debe llevar un qué un para qué un cómo y un por qué; es decir, que tiene que ser explicativo.  Hay otros autores que dicen que cuando un objetivo se explica -se dice el para qué etcétera- es porque ese objetivo no se sostiene por sí mismo, es decir, no es claro y no es conciso. 

Ahora bien, ¿quién  tiene la razón? Uno puede estar de acuerdo con uno o con el otro. Ok. Digamos que hay dos profesores con dos visiones distintas, con dos maneras diferentes de investigar; ahí tenemos un enfrentamiento de teorías, y cuando hay un enfrentamiento de teorías -lo mismo sucede en la filosofía- uno tiene que tomar partido, pero cuando hay un profesional de otra disciplina o incluso de la misma disciplina de uno, que tiene un punto de partida diferente, lo que vale ahí, es simplemente el respeto, aunque uno no esté de acuerdo, porque es como decir, ¿quién tiene la razón, la filosofía marxista o la filosofía liberal? Si yo tomo partido diré cuál y el otro profesional, que también tiene títulos universitarios, publicaciones y ha escrito libros,  toma un partido diferente, preguntamos de nuevo ¿cuál de los dos tiene la razón? Es muy difícil decir, porque si decimos que tiene la razón el primero, es porque al mismo tiempo estamos tomando partido, ¿Verdad? entonces, llegamos hasta el infinitum ¿Cierto? Aquellos que dicen que tienen la razón es porque están tomando partido y lo más interesante es que, no porque la mayoría diga que fulano tiene la razón, ese va a tener la razón per se, porque las mayorías -y se ha demostrado históricamente- las mayorías se han equivocado, y cuando se equivocan, se equivocan en grande. Ahora, también las minorías pueden tener razón.  Así por ejemplo, sobre la valoración de un arte importante, una manifestación artística, las mayorías podrán disfrutar del reggaeton y decir que es la última maravilla de los tiempos, pero una minoría dirá que es una negación del arte, una aberración, etcétera,. En concreto ¿quién tiene la razón, la mayoría o la minoría?, es muy difícil, también dependiendo desde dónde uno se ubique. Precisamente por eso, tener un programa de guía académica que sea sumamente cuadrado y en el que hasta se quiera pedir a los estudiantes que presenten la bibliografía en APA 2016 y en el semestre siguiente se les pida mejor en APA 2019,  -o sea, ¡hasta dónde hemos llegado!-; se puede evidenciar el peso que la filosofía positivista todavía ejerce en las actividades de pensamiento de la universidad.



  1. Guía Académica al quirófano


Si tomamos en consideración lo establecido por esa rama fundamental de la  filosofía, que es la epistemología, y que tiene que ver con la teoría del conocimiento, en donde se  sostiene que todas las disciplinas tienen una teoría de cómo adquieren el conocimiento,  nos topamos con algo muy interesante en la guía académica; en primer lugar, hay que precisar los conceptos. No es lo mismo un curso que se llame “guía académica de investigación” a un curso que se llame “guía de investigación académica”, son cuestiones diferentes y al mismo tiempo parecidas, lo que significa que no son lo mismo.

El curso se llama “guía académica”; no lleva por título guía académica de investigación Ahora bien, nosotros presuponemos que es una guía académica para hacer investigación, puesto que leyendo el programa se especifica que es una guía de investigación. En eso estamos claros, pero, el título del curso no lo especifica, aunque el programa diga que ha de ser una investigación de tipo tesina.


Un curso que lleva por nombre guía de investigación académica, el énfasis está puesto en el tipo de investigación. ¿Cuál es el tipo de investigación? una investigación académica, ¿por qué? Porque hay otras investigaciones que no son propiamente “académicas”, pero ¿ya por eso no son buenas? No podemos asegurar eso. ¿ya por eso no han resultado que sean importantes y valiosas? No podemos asegurar eso. 

Cuando hablamos de una guía de investigación académica lo que se espera es que los estudiantes realicen una investigación académica, pero resulta que, si el curso se llama guía académica, ¿que supone eso: guía -académica de- investigación?

 Mas resulta que el curso se llama simplemente “Guía Académica”, no termina con el vocablo “Investigación”. Podría parecer que eso a simple vista es insignificante, pero no es así de simple 

 Volviendo al punto, el vocablo investigación se omite en el título. El curso se llama solamente guía académica y al mismo tiempo, es un nombre impreciso y vacío, lo que lleva a que nos preguntemos, ¿“guía académica”, para qué? Cuando hablamos de guía académica el énfasis está puesto en que la guía que se le va a dar a los estudiantes será una guía-académica, lo que significa que  todo el peso recae sobre el profesor. No se está diciendo que la investigación sea “estrictamente académica”, pues hay otro tipo de investigaciones que serán muy buenas y hasta más novedosas, pero que no entran necesariamente dentro de ese rango específico. 

Ejemplos: Ensayos filosóficos (Marco Aurelio, Baltazar Gracián, Schopenhauer y Nietzsche, Ciorán, Roland Barthes, Vincent Van Gogh, etc)


En primer lugar, no toda investigación ha de terminar en tesina; y en segundo lugar, el programa no debe porque llevar por fin único y absoluto terminar en una tesina. Eso ha de ser una decisión democrática,  tomada, o replanteada por los docentes del curso de Humanidades, más que por el departamento de Estudios Generales. 


Y aunque este asunto parece baladí, ya veremos que no es así. Bien sabemos que hay investigaciones que no son tesinas; como si en un documental no hubiese investigación; como si en un ensayo no hubiese investigación; como si en una novela no se precisara investigación previa para adquirir conocimientos. Es decir, para poder escribir una novela se necesitan conocimientos previos. Y esos conocimientos se adquieren leyendo mucho, estudiando e investigando, aunque no sea metódicamente, con una metodología rigurosa.



 Investigación trans-académica 

Así por ejemplo, una investigación periodística no necesariamente es académica, las óperas de Wagner, la producción audiovisual (Un perro andaluz de Buñuel y DaLí y otros films de Buñuel y Warholl, la serie de Zeitgeist, etc, etc. ) no necesariamente pasan  por la dirección académica. Un ensayo, la creación de un cuento, la creación de una novela. O dicho quizás en palabras más claras, se puede dar una guía académica para hacer novelas, se puede dar una guía académica para hacer vídeos y para hacer varios tipos de investigación, en donde el punto medular o la parte importante de la investigación es precisamente el objeto de estudio.

Está bien que  la guía sea una guía académica, más no debe estar limitada al típico trabajo de investigación de tener que culminar en una tesina. Por el contrario la  guía académica puede culminar en la elaboración de un documental, guiado por el profesor guía, por un trabajo de tipo periodístico incluso, donde se ha dado una investigación de campo, donde se le pregunta a la gente; en donde sí exista una guía académica previa sobre algunos tópicos generales -pues obviamente para hacer una investigación se necesita de previo, ciertos problemas y ciertos objetivos a seguir. Bien podemos hacer una investigación simplemente con los problemas o solo planteando objetivos. Y dependiendo del grupo, dependiendo de la naturaleza del grupo, se pueda hacer otra cosa, Imaginemos que en uno de nuestros grupos, resultó que los estudiantes de guía tenían en común que todos escribían cuentos o poesía. Estamos imaginando, para poner un ejemplo, de ahí que, aprovechando esta coyuntura o esta situación, el  profesor les podría pedir que la investigación termine en un cuentario o en un poemario de sus autorías respecto a un problema o tema eje, ¿por qué no? 


Esto sería como lo primero, la modificación de la investigación última, que no tiene que ser necesariamente una tesina,



Ahora bien, ¿por qué se ha pretendido que la guía académica termine en una tesina? ¿Será que lo que se busca es que los profesores de humanidades preparen a los estudiantes para que cuando lleguen a realizar la tesis de matemáticas, de química, de biología, etcétera, estén preparados para hacer una tesina en cualquiera de las disciplinas universitarias?  Eso sería muy pretencioso, porque eso presupondría que los profesores de humanidades estamos capacitados en todas las áreas del conocimiento, para darles a los estudiantes los elementos necesarios para que culminen la tesis en cualquiera de las disciplinas. ¿Por qué hemos de plantearnos esto?,  porque supuestamente, desde hace tiempo se escucha por ahí -lo que al fin y al cabo puede ser un chisme, porque no me consta-  críticas por parte de diferentes carreras, acerca de que la guía académica no está cometiendo su finalidad, porque los estudiantes -en sus respectivas carreras- cuando les toca hacer la tesis, no saben cómo hacerla. Llegan a sus carreras, y les dicen, “hagan la tesis” pero no saben cómo hacerla. 


En primera instancia, sería interesante saber cuántas y cuáles carreras universitarias tienen un machote para los estudiantes, de cómo hacer la tesis, en el caso en que no impartan cursos de cómo hacerla.

Hago esta acotación para establecer una relación con el siguiente ejemplo:


Pluralidad metodológica. 

Recuerdo que la escuela de filosofía antes impartía excesivamente cursos de latín y de griego, cursos de traducción, pero se hizo una lucha intensa y dichos cursos se sustituyeron por cursos de investigación, Los nuevos estudiantes de filosofía tenían que llevar  cursos de investigación para la preparación de tesis, pero ahí había también la dificultad de que, como eran diferentes, (vean que interesante, en la misma escuela de filosofía); dependiendo de la perspectiva, el producto de la tesis iba a ser distinta; entonces llevaban un curso y les enseñaban una manera de hacer investigación; y los estudiantes pensaban que así llevaban la tesis adelantada para el segundo curso con otro profesor, pero resultaba que a veces les desbarataban el primer pre-proyecto y tenían que empezar desde cero, lo que puede ser un poco frustrante. De ahí que se quiera exista un único machote universal, pero eso no es posible y no sé si debería ser posible, es algo que hay que volver a cuestionarse. 


Este ejemplo puede que sea producto de los problemas que quizás ha generado la guía académica, o más bien, dichos cursos surgen para llenar esos huecos que ha ido dejando la guía académica, lo que supone, o lo que nos puede hacer presuponer pensar que las carreras tienen o deberían de tener un machote de cómo los estudiantes han de llevar a cabo una investigación en una carrera o disciplina específica.





“Paradigma académico” entre “paréntesis”


Si nos vamos más atrás, la noción de academia remite a la academia de Platón; ese era el nombre que denominaba Platón a su cátedra. Por decirlo de alguna manera, supongamos que el profesor fuera Platón y los estudiantes sus discípulos, entonces a eso le denominaríamos la academia de Platón. El nombre que le daba Aristóteles a su cátedra se llamaba Liceo, por eso oímos hablar del Liceo. El nombre que le daban los escolásticos a su cátedra se llamaba Scola, que significa escuela y así sucesivamente. En fin, llegamos primero a una noción. De esta forma la noción de academia se desprende de la manera como Platón establece que se tiene que impartir o se tiene que adquirir el conocimiento; por lo que es un elemento  epistemológico fundamental.  

En un texto platónico que se llama el Teeteto, se establece y se cuestiona  qué es la ciencia, qué es el conocimiento y cómo se puede adquirir. Y ha tenido que pasar mucho tiempo, para que esta tradición de concebir el conocimiento vaya cambiando. Hay una serie de autores que producen una gran evolución en ese campo, en temas referente al conocimiento, lo que tiene que ver con la percepción, lo que tiene que ver con los sentidos, y con otro tipo de conocimiento posible que no es el estrictamente académico, como `por ejemplo el conocimiento intuitivo o el conocimiento espiritual (que viene desde los egipcios), es decir, que existen además una serie de conocimientos posibles extraacadémicos. 




  1. Humanidades y Universidad en situación de crisis



Hablar o discutir sobre la guía académica o revisar la guía académica de investigación, implicaría revisar también los estudios generales; y revisar los estudios generales implica también revisar las humanidades, pero lo más interesante, es que eso implicaría, al mismo tiempo, revisar lo que entendemos por universidad.

Entonces, no se trata de hacer una revisión somera, así no más. Si la guía académica de investigación tiene sus defectos es porque todo aquello de donde proviene también lo tiene, o bien, que arrastra cosas  dignas para ser criticadas.

Acerca del término universidad, mi postura y la postura de otros autores es que es una farsa. Sí: Es una farsa, por si no escucharon bien. Universidad, que implica “universalidad”, es más precisamente una pretensión de universalidad y en la universidad eso es falso. Incluso hay que cuestionar si moralmente le inspira al menos dicha “pretensión”.

 Lo que sí es claro, es que en la universidad -por lo general- se reproduce o se gesta la visión de mundo occidental europea. Hay que decir que aunque no somos europeos, sí somos occidentales. Sí, hemos sido creados con la visión del mundo occidental. Hablamos el castellano, no hablamos ninguna de las miles de lenguas que había en el continente, conocido hoy como americano. 

¿Se estudian acaso (con gran seriedad y profundidad) en la universidad, las lenguas indígenas de Costa Rica? No.  ¿Hay indígenas estudiando en la Universidad? Muchos ni siquiera lo saben. Yo he tenido estudiantes indígenas de Costa Rica que hablan su propio idioma. ¿Se estudia su idioma? No se estudia. Pocos las conocen y a la universidad realmente no le interesa ¿pero qué se estudia? ¿Cuál es la lengua principal que se estudia?, el inglés, el idioma del imperio; solo que se estudia el idioma del imperio para que les sirvamos al imperio, es decir, para que cuando vengan los gringos acá sepamos comunicarnos con ellos,  ¿se dan cuenta? nosotros tenemos que aprender el lenguaje de ellos cuando ellos vienen acá.  “¡Está legal!” -como se dice- si uno va a los Estados Unidos, pues uno tiene que aprender inglés porque vamos a otro país con un idioma diferente, pero en cambio, la exigencia es que nosotros aprendamos el inglés para atenderlos a ellos en nuestro país. “¡El Inglés es el idioma universal!” No. No es que sea el idioma universal, es el idioma del imperio, del que tiene mayor poder sobre nosotros. 

Esto es simplemente un brochazo de lo que podríamos empezar a cuestionar acerca de lo que entendemos por universidad; en ese sentido es una farsa. 

En esta institución que se llama universidad, la cual no tiene ni una visión universal ni tampoco aspira a ella, tenemos a las humanidades, en donde  los estudiantes vienen, estudian humanidades y ya. Pero ni siquiera sospechan -porque los mismos profesores no entran en eso- que puedan existir enfrentamientos teóricos al nivel de las disciplinas, acerca de las humanidades; pues en realidad, en otros tiempos, las universidades han sido sumamente criticadas, ¿y a qué responde? siempre responde a esta visión europea occidental de ver el mundo. 

De los estudios generales estamos en un período de decadencia, desde hace -podríamos decir- unos 15 años atrás.

Si nosotros no cambiamos cosas tan sencillas como éste programa de guía académica o la manera como se discute la universidad, no habrán cambios positivos y significativos en nuestra vida social.  Al interior de la universidad nos quejamos diciendo que la mayoría de los estudiantes de ahora no discuten, que no son críticos, que no leen ¿y saben qué?, eso es cierto. 

¿Y eso a qué se debe?: A la educación que se ha recibido. ¿Por qué? porque los estudiantes son reflejo de los profesores que han tenido, así de sencillo.


La responsabilidad no es un asunto solamente de los estudiantes sino también de los profesores que han tenido y de la educación embrutecedora que han heredado, o sea, desde la escuela se les moldea. 


¿Cómo es posible que no se atrevan a criticar a la universidad? La universidad hay que criticarla, es casi que una obligación, hay que ponerla en crisis.

Bueno… yo entiendo, claro… porque hay aires de autoritarismo… 

El profesor interino, digamos, puede sentir más miedo. Pero si uno es miedoso, uno seguirá siendo miedoso como interino y como propietario, esa es la verdad, pero obviamente no es lo mismo -moralmente hablando- ser sumiso y menguado como interino que como propietario; pero, uno puede hacer críticas más suavecitas, más sutiles, con sonrisa en los labios (y casi que pidiendo disculpas por decir lo que se piensa), pero uno las puede hacer.  


Desde mi propia experiencia, que puede ser similar a la de algunos, noto un cambio grandísimo en los estudiantes. Para precisar, tengo más de 20 años de trabajar en la universidad y percibo los cambios de las generaciones de los estudiantes, de los jóvenes, de la mentalidad, del ímpetu, de la energía, y entonces, veo y digo:  ¡wao esto va de mal en peor!”, cada vez está más patética esta situación y lo peor es que al igual que la oveja negra que alertaba de la llegada del lobo, nadie pone atención a lo que se avecina, o muy pocos. Es lamentable, pero hay un cambio notorio, empezando por lo que todo el mundo constata: que la mayoría de la gente ya no lee,  que por el contrario ese buen hábito ha sido sustituido por la mayor adicción del Siglo XXI, esa que no se tenía hace 10, 15 o  20 años atrás:  la adicción a  las pantallas, a los celulares,  y estoy hablando de adicción, realmente es adicción.  La adicción es una patología muy grave; ahora, esa adicción no solamente la experimentan los jóvenes, también los adultos la experimentamos. 


En definitiva el mundo ha cambiado, y ha cambiado drásticamente. Los jóvenes ya no quieren esforzarse, creen que solo tienen derechos y no deberes. Hay muchos cambios que están sucediendo y la universidad no se escapa de eso. ¿Dónde están los congresos y las mesas redondas -en donde hay discusión?  Hace 20 años atrás -por lo menos-  los auditorios -aunque suene a locura-  se llenaban, y no es que los profesores llevaran a los estudiantes obligatoriamente. 


Había lo que se llama “comunidad universitaria”, la gente estaba interesada en todo. Y los docentes ¿en qué hemos convertido esta universidad? En una sombra, en una fábula de lo que fue. 

Pero ¿al menos, se puede incentivar una actitud crítica? 

Y no estoy hablando de los rectores de turno que nos mandan a la calle, o los presidentes que permiten la típica y falsa manifestación del 1 de mayo. 

¡Cuidado!, cuando tenemos permiso para hacer un berrinche. Porque, cuando la rebelión es casi que obligatoria o tenemos permiso para ella, ese acto fríamente calculado no se llama rebeldía, se llama obediencia. 

¿Por qué hemos de esperar tener el agua hasta el cuello para rebelarnos?  ¿Es que acaso la falta de conciencia crítica no nos permite desnudar todo este panorama? 

Retomemos la criticidad, retomemos la discusión, la cual ni siquiera se manifiesta entre los mismos estudiantes, es decir, los estudiantes no discuten ni siquiera entre ellos (por lo menos no en clases) 

 

No hace mucho hablé con un profesor de psicología, acerca de lo peligroso que es  cuestionar la ideología de género, porque es como prestarse para que le corten la cabeza. No creo que sea así, pero mucha gente lo siente así y enfrentarse a lo que está de moda trae sus repercusiones. Ese asunto de que sexualmente hoy alguien se siente de una manera y mañana se sienten de otra manera y de repente, el fin de semana dice “qué raro… veo un pedófilo frente a mi espejo” .


Raro también es que no cuestionamos esas cosas medulares y ¿cómo es que no cuestionamos eso? Porque tenemos miedo de lo que piensen los demás de nosotros. Hay cosas que nos pasan por la cabeza, pero no nos atrevemos a gestar, a tirarlas ahí, ¿por qué? Porque muchas veces, también, no tenemos argumentos. Porque lo que pensamos es simplemente una creencia y ese es un grave problema. Pero todo el mundo tiene creencias, todo el mundo puede pensar lo que quiera, mas no es ese el problema primordial. 

El problema principal son los argumentos, o la ausencia de ellos.  Es decir, uno puede pensar o creer lo que quiera,  pero filosóficamente hablando a nadie le importa lo que atraviese nuestro ser, lo que importan son los argumentos.  

 

Finalmente, hay un miedo a la racionalidad. La racionalidad se está resquebrajando.



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