III. Guía Académica en electrochoque
- Víctor Manuel
- 29 may
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Actualizado: hace 4 horas

III. GUÍA ACADÉMICA EN ELECTROCHOQUE (1)
Víctor Alvarado Dávila
Filósofo / UCR
Al Quirófano.
¿Qué significa la palabra crítica? Si hacemos mención a Immanuel Kant, podemos recordar que fue él quien puso de moda la palabra crítica, escribiendo por ello tres mamotretos fundamentales, titulados Crítica de la Razón Pura (que tiene que ver con la teoría del conocimiento, con la epistemología); Crítica de la Razón Práctica (atinente a la moral y a las leyes); y finalmente la Crítica del Juicio (que tiene que ver con las valoraciones estéticas y artísticas). Después de esas magnas obras kantianas, en la tradición filosófica son muchos los autores que han venido escribiendo libros que empiezan con la palabra crítica, por ejemplo, Jean-Paul Sartre escribió la “Crítica de la razón dialéctica”, y más recientemente Peter Sloterdijk la “Crítica de la razón cínica”, y así sucesivamente.
¿Qué nos dice Kant de la palabra crítica? La crítica supone poner en crisis, cuestionar la tradición.
La tradición sabemos que es importante. Sí, es importante durante un tiempo y después de eso se debe cuestionar la tradición.
Así por ejemplo, Confucio, el gran filósofo chino, dió sumamente énfasis al papel de la tradición, y el papel de la tradición se aplicaba especialmente a todos los ámbitos de la vida, incluso al ámbito epistemológico que, si bien él no profundizó en el ámbito de la epistemología, algunos de sus discípulos sí cuestionaron el papel de la tradición en la epistemología. Eso hasta ahora -desde la perspectiva occidental- lo estamos redescubriendo; porque hemos sido tan occidentales que no hemos tomado muy en cuenta la visión de mundo que no fuera específicamente europea.
Volviendo a Kant. Crítica supone poner en crisis, poner entre paréntesis, poner entre comillas. Es lo que Nietzsche llamaba la filosofía de la sospecha. Todo debe estar bajo sospecha, lo que nos recuerda a Descartes en su discurso del método, en donde invita no solamente a dudar de todo lo que está afuera de nosotros, sino especialmente aprender a dudar de nosotros mismos y de nuestros principios, de las cosas en las que creemos, de las cosas a las que estamos acostumbrados.
Lo que, como contraste, me recuerda a profesores de generales que pasaron toda su vida dando el mismo programa. Por lo que no impartían una clase de filosofía, sino más bien una especie de misa filosófica, porque lo que hacían era repetir lo que ya sabían de memoria.
¡Imagínense estar repitiendo el mismo programa durante 25 años!. ¿por qué? porque no hay revisión de los programas. Lo más que se hace es una revisión personal de cada uno de los programas que los profesores tienen que impartir. ¿A dónde quiero llegar con esto? Vamos a ver.
Hemos escuchado la palabra catedrático y hemos escuchado la palabra libertad de cátedra Bueno, tales sentidos van íntimamente de la mano; o sea, ser catedrático implica tener una licencia para ejercer la libertad de cátedra. Eso es cierto. Pero la universidad estimula también que cualquier profesor pueda hacer uso de la libertad de cátedra; y esa libertad de cátedra implica un cuestionamiento -dependiendo del tiempo-, de sus propios programas y de discutir los programas al interior -en este caso- de las humanidades.
Así las cosas, hacer un nuevo programa implica primero, haber puesto en crisis, aquello que nosotros estamos acostumbrados a impartir; cuestionar e invitar a que nos cuestionen lo que nosotros planteamos y al mismo tiempo a cuestionar lo que los otros plantean; es decir, en estos momentos, más que proponer un nuevo programa de la guía académica (que bien se puede proponer posteriormente), lo más importante es primero una discusión al interior de los estudios generales, al interior de las humanidades, al interior de la universidad, ¿por qué? porque al mismo tiempo nosotros estaríamos invitando a que los estudiantes se autocuestionen a sí mismos y cuestionen a sus compañeros y profesores.
La universidad ha olvidado la crítica, la auténtica crítica. Es más ¿saben una cosa? cuando se hacen reuniones de departamento o de carrera o se hacen reuniones de los profesores propietarios, prácticamente no hay discusión (2) .
Así por ejemplo, los profesores de filosofía deberíamos estar discutiendo sobre cuestiones filosóficas y esos espacios no los hemos creado como se debería.
Tampoco hay una discusión al interior de todos los profesores de estudios generales y creo que es el momento o desde hace tiempo “ya es el momento” de empezar a cuestionar una serie de cosas, tales como la misión, la responsabilidad y el compromiso que tenemos los profesores, porque los estudiantes serán el reflejo de lo que los profesores somos. Si somos profesores apáticos; si somos profesores que no nos apasiona lo que impartimos; si somos profesores que no ejercemos crítica, sino que llegamos a dar Misa; así serán los estudiantes que vamos a formar.
Si somos profesores que propiciamos no quejarnos porque es muy feo y mal visto, así serán los estudiantes. Si les enseñamos que aguanten, van a aguantar, si les enseñamos que se revelen y que critiquen, lo van a hacer; pues de una u otra manera son el reflejo, bueno o malo de los profesores que tienen y han tenido. Por eso, la crítica y poner en crisis todo lo que podamos hacer en la universidad, es algo sumamente imprescindible.
De la gestación flexible del conocimiento.
En el segundo semestre nos topamos con lo siguiente. Si hemos dirigido la tesina en el primer semestre y la tesina está buena o bastante buena, los estudiantes continúan con el desarrollo de los capítulos.
Pero cuando nos toca continuar con la tesina que ha sido dirigida por otro profesor, existe la gran posibilidad de empezar de cero; y entonces es cuando los estudiantes dicen “¿pero por qué así, si ya la profesora anterior nos puso un cien y este profesor nos dice que la pregunta está mal formulada o los objetivos están mal planteados? Y todos sabemos por qué. Porque todas las disciplinas tienen epistemologías diferentes, porque los objetos de estudio se abordan desde perspectivas diferentes.
Pongamos el ejemplo de las ciencias sociales. ¿Cuál es el objeto de estudio de las ciencias sociales?, el “ser-humano-en-sociedad”, por eso se llaman sociales. La psicología pone el énfasis en el individuo x, la sociología pone el énfasis en el conglomerado de individuos pero no en nombres específicos, es la generalidad máxima, la antropología también en el ser humano pero es un poco más compleja y a veces más abstracta, si tomamos en cuenta la arqueología, pues va a tener que valorar una serie de hallazgos, de piezas arquitectónicas, de objetos, es decir, son objetos diferentes. ¿Y la historia, qué va a tratar?, especialmente de los muertos, como la arqueología, lo que pasa es que la historia va a tratar de los muertos que entran en el ámbito de la historia, mientras que la arqueología va a estudiar a los muertos que entran o que pueden entrar en el ámbito de la prehistoria. Así, ¿ en qué momento empezamos a hablar de historia?, en el momento en que aparecen datos o fuentes escritas, en el momento en que aparecen los registros históricos, porque si no hay registro histórico, es muy probable que eso le toque investigar a la antropología o especialmente a la arqueología, etc.
Todas las áreas tienen epistemologías diferentes. No es lo mismo investigar desde el punto de vista filosófico, que investigar desde el punto de vista histórico, que investigar desde el punto de vista filológico. La manera de investigar son diferentes y, el objeto de estudio, incluso puede ser el mismo, pero la manera de abordar el objeto de estudio, va cambiando de acuerdo a la disciplina, dependiendo del punto de vista desde el cual se asuma.
Ahora bien, compliquemos más las cosas. Podré no conocer muy bien cómo serán las otras disciplinas, pero hasta donde tengo entendido, en historia por ejemplo, existen varios métodos de investigación, dentro de la misma disciplina histórica. Y en filosofía, ahí sí les puedo decir que son muchos métodos de investigación o muchas maneras de acercarse al objeto de estudio. Especialmente, la investigación filosófica es tradicionalmente de índole bibliográfica, es decir, fundamentada en libros que discuten y reflexionan sobre un tópico. De tal manera que la filosofía podrá poner énfasis en la construcción de los argumentos, en los juicios a priori, en los razonamientos, en las antinomias, en las falacias, en las tautologías, etc.
En síntesis, hay que afirmar que en las 3 disciplinas en torno al estudio de las humanidades, cada una de ellas tiene en su interior maneras diferentes de investigar.
Quizás lo más lo más complejo a la hora de investigar es la metodología.
Si partimos de la metodología tradicional, que la podemos ejemplificar imaginándola como una caja; cuando en el transcurso de una investigación topamos con un obstáculo, lo que buscamos es ver cómo hacemos encajar el obstáculo en la caja. Es así que lo forzamos para poder hacer que entre ahí; lo rompemos en pedacitos, ¡lo importante es que quepa ahí!, Esa bien podría ser la caricatura de la visión tradicional, cuando la visión más anárquica del conocimiento, si tomamos en consideración lo que plantea Paul Feyerabend, significa que una vez que nos encontramos con este objeto que es la resistencia, nuestro objeto de estudio no es que tengamos que forzarlo para que encaje con nuestro método. No, más bien, lo que hay que hacer es lo contrario, es adaptar nuestro método al nuevo objeto de estudio, y a veces se tiene que ir adaptando en el camino. Entonces ¿este método no sirve porque es muy pequeño para que quepa el “objeto” de estudio? Bueno, entonces, o se modifica o se elimina, y habrá que crear otro método que sea acorde a las resistencias y a las exigencias del nuevo objeto de estudio. ¡Eso no lo contempla la tradicional guía académica!.
Es cierto que podemos terminar un trabajo típico de investigación como se ha hecho siempre: la típica tesina aburrida que después nadie va a consultar; pero también se puede hacer un ensayo, y puede ser que parte de esa investigación sea la exposición de ese ensayo, y si es algo muy interesante, tal vez se pueda llevar esa charla a un lugar en donde sí va a tener impacto (3) .
Puede ser que otro tema de investigación de pie para que se haga un vídeo y para que ese vídeo se proyecte en una comunidad específica y para que después de que se proyecte, los jóvenes respondan a las inquietudes de la comunidad, o sea, convencido estoy que la gestación del conocimiento tiene que ser flexible y no seguir al pie de la letra un tradicional típico programa de guía académica, que lo que genera simplemente es el cumplimiento de un requisito para una nota X y después de eso, a nadie le importa el tema.
Caso contrario ¿por qué no, una profesora o profesor de literatura -dependiendo de la situación del momento, dependiendo de los estudiantes etc.,- podría sugerirles a sus estudiantes: “¡bueno, hagan un cuentario!”. ¿Y quién va a escribir los cuentos? En fin, si se lanza dicha propuesta es porque a esos estudiantes les gusta escribir cuentos. Estoy imaginando. Y se termina en un “cuentario” en torno a un tópico específico. Y será riguroso, ¿saben por qué? porque la guía será académica, porque no es lo mismo un curso que se llame guía académica de investigación a un curso que se llame guía de investigación académica, porque cuando el curso se llama guía-de-investigación-académica, el énfasis está puesto en una investigación de tipo académica, es decir, la típica investigación académica y aburrida de la que hablamos, pero cuando se habla de una guía-académica-de-investigación, la investigación no tiene que ser necesariamente “académica”.
O dicho de otra manera, aunque el peso recaiga sobre la guía académica que imparte el profesor, es claro que el profesor da una guía académica para que los estudiantes hagan una investigación. Pero puede ser una investigación de índole artística, de índole creativa, de índole periodística. Entonces, es algo que quizás podría cambiar el devenir de los nuevos tiempos.
El gran problema del costarricense, y esto hay que decirlo, es que seguimos siendo “siervos menguados", reflejándose también en la esfera epistemológica.
Si la moda nos indica que tales cosas se están haciendo en los países entrecomillados “desarrollados”, ¡hagámoslo aquí, porque si no, nos quedamos atrás!
Pensemos en cualquiera de las modas ideológicas, turísticas o lo que queramos imaginar; el tico sigue la tradición gestada por nuestros “hermanos mayores”, por los países poderosos.
Cuando vienen los cambios de afuera, entonces ¡ahí sí, ahí sí tenemos permiso! porque otros lo han hecho, pero no tenemos la valentía de hacer nuestras propias cosas, o sea, ¿cómo es posible que hay científicos que se formaron en los países industrializados y tecnológicos, que retornaron al país, y pudiendo tener el conocimiento para, por ejemplo, hacer automóviles, ¿cómo es que en este país no tenemos un automóvil hecho por nacionales? (4) .
Todo es importado. Hasta los productos más elementales como el arroz y los frijoles se importan de otros países. ¿Por qué? porque no ha existido un cambio en nuestra estructura mental creativa, y eso hay que decirlo, porque si nadie lo dice hay que decirlo, eso es lo que debería de mostrar la universidad con sus profesionales: ¡que sean atrevidos, que se atrevan a hacer nuevas cosas! Finalmente, si nosotros no cambiamos cosas tan sencillas como estos programas de guía académica o la manera como se discute la universidad, no habrán cambios positivos y significativos en nuestra vida social, y siempre será más de lo mismo.
El cambio en la estructura mental creativa y epistemológica, es una responsabilidad que le corresponde de manera esencial a la educación. Y el impulso final le corresponde a las universidades públicas (5) . Pero dicha responsabilidad no se ha asumido con seriedad.
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Y no me refiero a lo expresado en reglamentos, sino al sentido auténtico.
Se lee algo, se manda una propuesta una semana antes, llega el día de la reunión y por lo general la gente no ha leído lo que le han enviado y lo que se hace es votar la propuesta, pero prácticamente no hay discusión y las cosas pasan así rapidísimo y de repente, tenemos aquí una construcción, una construcción multimillonaria y bueno, todavía no hemos visto problemas de aire acondicionado, pero cuando se friegan los aire acondicionados, se dice que no hay presupuesto para arreglarlos, mas las grandes construcciones continúan, porque aquello ya se aprobó en una reunión de asamblea , y eso acaece cuando no ha existido una intensa discusión al interior de cosas que yo denomino… -no es que sean cosas baladí- sino que son cosas que… (tampoco es que sean cosas extra universitarias) pero no son las cuestiones propias de las que tienen que estar discutiendo un intelectual en la universidad.
No hace mucho tiempo, uno de mis grupos que estudió sobre los petroglifos de Curubandé, hicieron su presentación (antes de lo que exigía la guía académica), en la comunidad de Curubandé, y la gente llegó, porque había gente interesada en el tema y fue muy fructífero y la universidad de Costa Rica tuvo presencia en esa comunidad, pero ¿qué pasa si solamente se hubiese presentado en las aulas universitarias? A veces, dependiendo del tema -.y lo digo sinceramente-, escuchar las presentaciones de la guía académica es casi que una tortura, más cuando es un tema que ya se ha tratado, es un aburrimiento… ¡claro, uno tiene que actuar, “que interesante”! y etc. y también los estudiantes están ahí: “¡Qué bostezo tener que escuchar eso!” ¿Pero, por qué? porque no están interesados, ¿y por qué no están interesados? Porque no los involucra existencialmente, mientras que en esa comunidad de Curubandé la gente estaba involucrada existencialmente en el problema.
¡Por favor! un automóvil o un vehículo que sea usado para el trabajo duro; tal vez no muy bonito ni muy rápido, pero que sea para trabajar; ¿cómo es que en este país no se han fabricado una serie de electrodomésticos que perduren y no se tengan que votar al año, que se hagan y que se vendan solamente a los nacionales?. Pero no. Todo es importado. Mientras no saltemos a una verdadera y auténtica mentalidad epistemológica de cambio, la situación presente no cambiará.
La burocracia administrativa al interior de las instituciones públicas, funciona como un parásito que seca las iniciativas más honestas tendientes al bien común. Y, tras de eso, las instituciones públicas se ponen al servicio de intereses privados.
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