La voluntad de morir
- Víctor Manuel
- 23 may
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Actualizado: hace 16 horas

¡ LA VOLUNTAD DE MORIR[1]
Víctor Alvarado D. / Filósofo
" Se debe vivir de modo que se tenga en el momento oportuno, la voluntad de morir" [1]
El fenómeno del suicidio se puede enfocar desde diferentes puntos de vista. Emile Durkheim, por ejemplo, lo estudia desde el aparato conceptual del positivismo sociológico, mientras que Enrique Ferry lo aborda desde una perspectiva moral y jurídica; enfrentándose a los científicos sociales que juzgan al suicidio como un acto anormal e inmoral. Pero serán los filósofos, especialmente, quienes tradicionalmente han subrayado la “esencia” existencial del acto suicida, que integra y supera los otros puntos de vista, asegurando que en última instancia el suicidio es un acto que se perpetua en lo más intimo del corazón. El suicidio es siempre una elección bajo una situación límite, ya sea que se le quiera especificar al estilo de Durkheim como un suicidio altruista[2] o no. Al fin y al cabo, es un individuo que integra un determinado grupo social, quien asume condicionado por su situación, una moral específica, que lleva consigo la fragilidad ¡no solo de ser puesta en duda por el individuo!, sino lo que es más, de ser rechazada.
Desde la perspectiva que desde ya, se podrá sospechar que asumo; rechazo cualquier tipo de determinismo social que pretenda negar a priori la libertad humana. Lo más acertado es hablar de condicionamiento, pues aunque en ciertos grupos se adquiera la tendencia al “suicidio altruista” –exagerando así las cosas- no se deduce de ahí, que esto sea un determinismo y que todos los que se suicidan en esa sociedad dada, se maten incitados por las mismos motivos, razones o circunstancias.
" Morir de un modo altivo, cuando no es ya posible vivir dignamente. La muerte elegida voluntariamente, la muerte en tiempo oportuno, con claridad y serenidad " [3].
La vida es un abandono, no hay que pensar mucho en prolongarla ni tampoco hay que atarse en demasía a los bienes terrenales. Es "dueño de su vida" quien desprecie su propia vida.
Séneca aconseja pasar toda la vida aprendiendo a bien vivir, y a no temer la muerte. El suicidio que Séneca promulga ha de ser reflexivo, que se llegue a él por la meditación; no por el impulso o la cólera. Es primordial impedir darle rienda suelta a " la pasión de morir." El hombre valeroso, como el sabio, no huye de la vida; simplemente sale de ella. Amar la vida, implica para el estoico, aceptar de buen grado morir; pues la muerte no es independiente de la vida. La muerte no es más que el último puerto de espera. Lo que quiere decir que temer la muerte es una locura. No se puede temer la muerte por lo incierto, ¡no hay cosa más cierta que ella!.
Para Séneca, si bien la vida nos lleva al último camino, que es la muerte, no es forzoso conservar la vida, pues lo importante no es vivir mucho, sino vivir bien. Hay que intentar ser como el sabio, que vive lo que debe y no lo que puede [4]. El darse la muerte o recibirla, culminar un poco antes o después, es indiferente para el sabio. Para este, no hay en eso nada de aterrador, pues ¿ Qué importa perder lo que se nos va escapando gota a gota ? Morir más pronto o más tarde, es cosa indiferente; lo importante es morir bien o mal. Y ¿qué es morir bien? Sustraerse al peligro de vivir mal "[5].
Si la muerte que entrevemos para nosotros nos da cuenta de malos augurios, es preferible darse una muerte sin tormentos, pues si la vida más larga no siempre es la mejor, tanto más aún, la muerte sí que es tanto peor cuanto más larga. La muerte que se debe dar el sabio, es la muerte que más le guste; mientras se puede, mientras las circunstancias lo permitan, pero si no es así, basta querer para morir.
" Cuando un hombre se suprime hace la cosa más digna del mundo: Con ella casi merece vivir" [6].
Todo el mal que hay en el mundo, para Shopenhauer, proviene de la voluntad de vivir, en donde se manifiestan el odio, el egoísmo, la autoafirmación y los conflictos humanos.
" [7]. ¿Cuál es entonces la salida, a toda la miseria que presenta la vida? ¿Acaso la castidad voluntaria, la pobreza y la mortificación del yo? Shopenhauer alaba a quien se entrega a la muerte para salvarse de la esclavitud de la voluntad . Pero, ¿éste entregarse a la muerte qué implica? ¿Cómo debemos entenderlo? Shopenhauer en su obra El mundo como Voluntad y Representación, manifiesta que el único fin que podemos señalar a la existencia es el de convencernos de que valdría más no existir. Esta es, según el filósofo, la más importante de todas las verdades y es necesario proclamarla, por contradictoria que sea con las opiniones que dominan actualmente en Occidente. Entonces, si vale más no existir, pareciera ser que el suicidio sería el más grande acto moral, pues ve en la supresión de la voluntad de vivir el único acto auténtico de libertad que le es posible elegir al hombre. Y, sin embargo, Shopenhauer rechaza también el suicidio, "pues la negación de la voluntad consiste no en que se tenga horror de los males de vida, sino en que se detesten sus gozos. El que se da muerte quisiera vivir; sólo está descontento de las condiciones en las que le ha tocado vivir.
Según Shopenhauer, el suicidio no es más que un acto de sumisión a la voluntad, nunca su negación. El suicida lleva a cabo su acto, solo para librarse de sus males, pero si pudiera eliminar sus males en vida, lo haría gustosamente. El suicidio no es una negación de la voluntad, sino una enérgica afirmación de la misma. El suicida destruye pues, el fenómeno de la vida, su cuerpo, pero no la voluntad de vivir, que por ello mismo no queda afectada o disminuida con su gesto. Por consiguiente, la negación y la renuncia a vivir han de adoptar una forma que no sea el suicidio.
“ El suicidio como medio usual de morir: nuevo orgullo del hombre que fija su fin e inventa una fiesta: el morir" [8] ...
Matarse, para Camus, es confesar, " confesar que se ha sido sobrepasado por la vida o que no se comprende esta"... " [9].
En ningún momento, Camus niega los "suicidios políticos llamados de protesta en la revolución ", que nos recuerdan al " suicidio altruista " del que hablaba Durkheim. Sin embargo, por un motivo o por otro, el "morir voluntariamente supone que se ha reconocido, aunque sea instintivamente, el carácter irrisorio de esa costumbre, la ausencia de toda razón profunda para vivir, el carácter insensato de esa agitación cotidiana y la inutilidad del sufrimiento " [10].
Albert Camus, en su ensayo " El Mito de Sísifo ", aborda la relación entre lo absurdo y el suicidio y la justa medida en que el suicidio es una solución de lo absurdo.
Resulta evidente, para Camus, que aquellos que se suicidan generalmente creen estar seguros del sentido de la vida. El suicida considera que no vale la pena el vivir más la vida. Pero Camus se pregunta: ¿aún aceptando el sin sentido de la vida, " lo absurdo impone la muerte "? Este es el problema.
La vida en sí, es un absurdo; pero la vida no es el mundo, ni tampoco el hombre como tal, por lo tanto, el absurdo no es tampoco ni el mundo ni el hombre, sino más bien, el resultado de la confrontación entre el hombre y el mundo; entre un hombre que le grita al cielo y un cielo sordo que no responde
El ideal del hombre absurdo es Sísifo: aquél que le apuesta al absurdo y jamás afloja. El hombre absurdo se aferra con toda pasión al mundo sin renunciar al absurdo que envuelve su existencia. Si el hombre absurdo no renuncia al absurdo, no renuncia entonces a la vida. Finalmente, " El hombre absurdo no puede sino agotarlo todo y agotarse " [11], pues vivir es hacer que viva el absurdo.
“ ¡Consuelo para los que sucumben! Considerar su pasión como una mala jugada de lotería. Tener presente que la mayor parte de los jugadores tienen que perder. Que el sucumbir es tan útil como el devenir. Nada de arrepentimientos: el suicidio es más breve" [12]
Hay hombres que se quitan la vida; esta es una gran verdad. No importan las razones, lo importante es el acto. En algunos, la cultura o la sociedad en la que viven, actúa como fuerza generadora. Unos se matan por un gran ideal, otros porque no tienen ninguno. A pesar de lo que diga Durkheim, el suicidio nunca es enteramente obligatorio -aunque actúe en el suicida un agente externo-, pues, si fuese así, sería una nueva especie de homicidio, lo que es absurdo. Hay quienes se suprimen porque están cansados de vivir, bien porque no soportan más la carga de su existencia sobre la cual no tienen poder, o bien, porque han sabido vivir y quieren “descansar”. Pero también, hay quienes se aniquilan en un arrebato de pasión, odio, celos o desesperación. No todos meditan su muerte, pero hay quienes reflexionan antes de abandonar la vida voluntariamente. Bajo la meditación o no, la elección es enteramente inmanente.
El suicidio podrá ser un acto egoísta pero nunca inmoral ni mucho menos antinatural. Y su fracaso, por lo tanto, no debe ser castigado judicialmente, pues no existe valor a priori alguno que castigue el intento. El hombre es libre y con la elección de sucumbir reafirma así la supremacía sobre sí mismo. Lo cierto es que es inútil valorar o desvalorar el suicidio, como salida de esta vida. El optar o no optar por la muerte elegida voluntariamente, es una decisión absolutamente individual.
Albert Camus sostenía que si tenemos que morir no es justo que nos adelanten la muerte. Bien se puede aceptar esto, pero, ¿hemos de afirmar también que no es justo que nos adelantemos la muerte?, ¡perfectamente puedo adelantarme la muerte!, ¡es justo que haga con mi vida lo que se me antoje!, ¡el suicidio puede ser una salida muy sana!...
Puedo no encontrarle valor a mi vida, a como Camus la encontró en la suya, y por ello llegar a una concepción y conclusión distinta a la de Camus; y encontrar mi propio resultado lógico a pesar de que me funde sobre la misma premisa de que “la vida no tiene sentido”. Acuérdese que el sentido de la vida no es lo mismo que el " valor " que yo le doy a la mía, y entonces, a partir de aquí, no hay valor moral universal sobre el cual yo tenga que dirigir mi vida, al menos que sea por razones "utilitarias".
Gritaré, ahora, que puedo otorgarme el favor de librarme de la existencia; pues algo que no le puedo reprochar a la vida, es que ella misma le brinda a uno, los medios para divorciarse de ella. Antes de suicidarme, puedo alzar mi voz y decir: ¡Me mato porque más no quiero existir!
¿Y qué me importa si el suicida tiene o no esperanza en el más allá? Una vez muerto nada importa, el hombre no es más que un pasaje que se mantiene en esta vida mientras pueda o mientras quiera. La muerte no es nada, ella es, a lo sumo, un estado que nadie conoce: Nadie ha muerto o resucitado para contarlo.
El suicida no es un cobarde, ha de necesitar mucho valor para aniquilarse, más valor que para matar a otro.
La muerte elegida libremente, es independiente de todo lo externo a la decisión individual. No hay que pretender darle cuenta a nadie, ni siquiera a los afectados por mi ausencia. La muerte voluntaria es un asunto meramente personal. Parodiando a Camus: El suicidio es un acto que “se prepara en el silencio del corazón, lo mismo que una gran obra”[13] No hay un valor moral a priori absoluto que censure mi proceder, soy dueño de mí mismo y de mi vida, y puedo serlo también de mi muerte. Séneca nos alerta de que no faltarán quienes "haciendo profesión de sabiduría, os dijeran que no es lícito atentar contra la vida propia, que es un crimen destruirse, que es un deber aguardar el término que la naturaleza nos prescribe. Los que así hablan, no ven que cierran la puerta a la libertad " [14].
La razón para no quejarse de la vida, es que ella no retiene a quien no quiera estar más en ella; incluso, la vida misma nos brinda los instrumentos para desembarazarnos de ella.
BIBLIOGRAFÍA.
· ABBAGNANO, Nicolás: Historia de la Filosofía, Tomo III; Montaner y Simón, S.A. Barcelona, 1973.
· BIEMEL, Walter: Sartre; Salvat Editores, S.A. Barcelona, 1986
· CAMUS, Albert El Mito de Sísifo. Editorial Losada, S.A. Buenos Aires.
· COPLESTON, F.: Historia de la Filosofía; Editorial Ariel, S.A., Barcelona.
· DURKHEIM, Emile: El Suicidio. Akal Editor. Madrid, 1976.
· FERRY, Enrique: Homicidio-Suicidio; Madrid, Editorial Reus, S.A., 1934.
· LASSO DE LA VEGA: Ideales de la Formación Griega. Ediciones Rialp, S.A. , Madrid.
· NESTLE, Wilhelm: Historia del Espíritu Griego; Ediciones Ariel, Barcelona, 1961.
· NIETZSCHE, Friedrich: Aforismos; Colección Mundial Rueda. Buenos Aires, 1986
· ___________________: Así Habló Zaratustra; Bruguera- Libro Clásico, Barcelona, 1984
· PHILONENKO, Alexis: en " La Filosofía en el Siglo XIX"; de editores Siglo XXI Historia de la Filosofía.
· SÉNECA. " Obras Escogidas ". Tomo I; París. Casa Editorial Garnier Hermanos.
· SHOPENHAUER, Arthur. El mundo como Voluntad y Representación;Aguilar, Madrid.
DEL AUTOR :
Víctor Alvarado Dávila (Tel: (506) 8363-63-28 / Filósofo costarricense. Magister Philosophiae. Profesor de Filosofía en la Universidad de Costa Rica. El 12 de Abril de 2005, da una conferencia en el Homenaje a Jean-Paul Sartre, en la Alianza Francesa, actividad auspiciada por el gobierno y la embajada de Francia en Costa Rica, y otras instituciones nacionales. Entre las publicaciones relacionadas con el presente ensayo, se encuentran:
o El Último Pasillo ( De la Postmodernidad a una filosofía atroz ). La Piedra (Revista de la Asociación de Estudiantes de Filosofía), # 1. Agosto de 1994.
o Pensamientos de la Muerte: El Suicidio. Revista Hoja en Blanco. N°1- Septiembre de 2003. Editorial Aire en el Agua. San José, Costa Rica.
o El Resurgir de la Sombra o el crimen inconcluso del maestro Nietzsche. Revista "Hoja en Blanco". N° 3, Editorial Aire en el Agua. Marzo de 2006
o De la Mala Fe a la Conciencia Cínica. “Revista Filosofía”, de la Escuela de Filosofía de la Universidad de Costa Rica (En prensa para el 2007)
APÉNDICE
§ Los guerreros daneses, estaban de acuerdo que era una vergüenza morir de vejez o de enfermedad, por eso se suicidaban. Los Visigodos tenían una gran roca que era conocida como " La Roca de los Abuelos ", que desde gran altura los viejos que estaban hartos de vivir, se lanzaban. Se dice que también los Tracios y los Hérulos tenían la misma costumbre. Cuenta Silvio Itálico que los Celtas prometían una " mansión de delicias " a los suicidas y un " espantoso subterráneo " a los que morían de vejez o enfermedad. En la India consideraban lo mismo. En Ceos, los ancianos se reunían en un solemne festín, en donde coronados con flores, bebían la cicuta. En Polinesia, muchas veces una pequeña ofensa puede conducir a un hombre al suicidio. Entre los indios de América del Norte, un problema conyugal o un impulso de celos, son suficientes, para que un hombre o una mujer se aniquilen. En los Dacotahs, en los Brecks, el menor desengaño conlleva muchas veces al suicidio. (En todos estos casos, que cita Durkheim, el hombre se mata porque es una virtud no tener apego a la vida. Se elogia a quien renuncia a ella por cualquier razón o por simple alarde).
§ En la leyenda posthomérica, el héroe Ayax era considerado por Ulises, como un hombre noble y valeroso. Ayax, el héroe del suicidio, consideraba que " la vida no merece ser vivida después de la degradación a que le ha llevado su rapto de locura." [15].
§ En la poesía yámbica (creada por Arquíloco) se manifiesta una gota de pesimismo. Incluso, Simónides " ve a la vida rebosar de tanto mal que el suicidio se le hace comprensible " [16].
§ Hay quienes comparan a Sócrates con Aquiles, porque Sócrates es un " mártir de la verdad ", el cual serenamente acepta el " naufragio de la muerte." Lasso de la Vega declara que" La Apología platónica, el Critón, el Fedón, abunda en declaraciones en este sentido. El sabio es, ante todo, el hombre que sabe morir, sea que escoja voluntariamente la muerte, sea que la acepte del tirano, sea, en fin, que la acoja serenamente como el término normal de todo humano destino " [17].
§ El último representante de los Cirenaicos, Hegesías, era considerado como el filósofo del pesimismo, ya que para él la felicidad era imposible. Hegesías, en su obra, " El desesperado" nos cuenta de un hombre que daba cuenta de los males de la existencia, mientras sus amigos intentan disuadirle de que lleve a cabo el suicidio por inanición. " Hegesías expuso esos males tan eficazmente en discursos públicos pronunciados en Alejandría que muchos de sus oyentes se decidieron a suicidarse. Por eso le llamaban Peisithánatos, el que aconseja la muerte, y el rey Ptolomeo Filadelfo le prohibió que continuara con sus conferencias y cursos" [18].
§ Epicteto nos cuenta del diálogo postrimero , que tiene Vespasiano con Helvidio Prisco: " Tú cumplirás con tu papel y yo con el mío. Tu papel es hacerme morir; el mío, el de morir sin temblar " [19].
NOTAS :
[1] Originalmente impreso en: “K”, 2008. (Kafka. Revista de Literatua-Arte-Pensamiento). Año 1, no.4. Ediciones Hypatia, S.A. de C.V. México DF.
[1] Nietzsche, Federico. Aforismos ;. pp. 175-177.
[2] El suicidio altruista se da típicamente «en sociedades rígidamente estructuradas que ponen por encima del individuo un código de deberes de sentido grupal, y hacen del sacrificio por el grupo una exigencia moral» (Durkheim, Emile: El Suicidio. p. XIV.).
[3] Nietzsche: Aforismos ; pp. 175-177.
[4] Aquí la moral de calidad encontrará su adversario en la moral de la cantidad, representada por Albert Camus, posición tan consecuente como la que sostiene Séneca
[5] Seneca. " Obras Escogidas ". Tomo I; París. Casa Editorial Garnier Hermanos. p. 234
[6] Nietzsche: Aforismos; pp. 175-177.
[7] Schopenhauer, Arturo: El Mundo como Voluntad y Representación. p. 226.
[8] Nietzsche. Aforismos; pp. 175-177
[9] Camus, Albert: El Mito de Sísifo. p.15.
[10] Ibid., p. 16
[11] Op, cit., p.65
[12] Nietzsche: Aforismos; pp.175-177.
[13] El Mito de Sìsifo, p.15.
[14] Séneca: “Obras Escogidas” p. 236
[15] Lasso de la Vega, José. Ideales de la Formación Griega. p. 215.
[16] Nestle Wilhelm: Historia del Espíritu Griego. p. 47.
[17] Lasso de la Vega, J: Ideales de la Formación Griega. p. 216.
[18] Nestle, W.: Historia del Espíritu Griego. p. 269.
[19] Lasso de la Vega: "Ideales de la Formación Griega. p. 217
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